Estamos a punto de finalizar el curso… un curso cuanto menos diferente, que nos ha puesto a prueba y nos ha obligado a profundizar en nuestra capacidad de adaptación e improvisación. Desde luego, no ha sido un curso fácil, se han presentado muchos obstáculos en el camino, pero hemos sabido sacar nuestra mejor versión para superarlos. Es lo que tiene la adversidad, que hace aflorar nuestro potencial y creatividad.
Debido al contexto que estábamos viviendo tuvimos que tomar la complicada decisión de sustituir el tradicional campamento con el que venimos cerrando cada curso durante 30 años por la actividad de colonias urbanas. Todo ello, con el fin de ofrecer un espacio seguro, que además sirviese de disfrute y desconexión para nuestras chicas y chicos, tras meses confinados.
Ha sido un planteamiento nuevo y diferente, limitado en muchos aspectos por las circunstancias, pero creemos que hemos cumplido con el principal objetivo de este verano tan atípico: reponernos del confinamiento.
Las colonias urbanas han supuesto cuatro semanas en las que hemos aprovechado al máximo los espacios disponibles y a nuestro alcance para plantear actividades diferentes, adaptadas a las nuevas peculiaridades de distanciamiento social y, sobre todo, ¡fresquitas! Por supuesto, también hemos realizado excursiones que han servido de colofón para quedarnos con un buen sabor de boca antes de despedirnos hasta el próximo curso.
Como decíamos, hemos cerrado un curso diferente, con mucha añoranza por nuestro campamento en la playa, pero con mucho entusiasmo por vernos, juntarnos y compartir de nuevo tod@s junt@s después del intenso confinamiento.
¡Gracias a nuestras chicas y chicos por su entusiasmo y capacidad de adaptación!
Nos vemos a la vuelta, con más energía y actitud renovada para afrontar el nuevo curso.