Hola a todas, personas del mundo.
El fin de semana del 14 y 15 de marzo, los participantes de la Asociación Krecer: niños y niñas, adolescentes y jóvenes y personas adultas, nos embarcamos una vez más en una de las aventuras del año más esperadas, la acampada kreceriana.
Este año, el destino elegido fue Mataelpino. Rodeados de los increíbles paisajes que ofrece la sierra norte de Madrid, pudimos disfrutar de un fin de semana lleno de experiencias, donde los participantes tuvieron la oportunidad de disfrutar de un entorno donde la convivencia, el aprendizaje y la diversión fueron los ingredientes principales de un magnífico fin de semana.
Los participantes del proyecto de infancia y sus educadores se matricularon simbólicamente en una “Escuela de Magia” donde tenían que enfrentarse a una exigente formación que les permitió desarrollar habilidades mágicas ocultas. A través de la realización de talleres, gymkhanas y juegos nocturnos se iban adquiriendo las habilidades mágicas necesarias hasta completar su formación, para la cual era necesario manejarse en el respeto y la buena convivencia con los demás. Además, también disfrutaron de un paseo por una de las encantadoras rutas de la sierra norte.
El proyecto de adolescentes y jóvenes, por su parte, comenzaron el encuentro participando en un concurso educo-interactivo lleno de risas y diversión. Caracterizados con sus mejores vestidos y pelucas fueron realizando una serie de pruebas llenas diversión y educación en valores. Por la noche, las risas dieron paso a la intriga al tratar de resolver “un supuesto crimen” ocurrido en la instalación. Organizados en grupos, tuvieron que dar rienda suelta a sus estrategias de deducción para resolver la complicada situación. Al día siguiente, realizaron una visita rural a través de un juego de orientación que les permitió conocer los aspectos más curiosos de la localidad de Mataelpino.
También, parte del grupo de familias, quiso participar en este fin de semana kreceriano; para ello, tuvieron la oportunidad de conocer Mataelpino a través de una actividad que tuvo la fotografía como hilo conductor. Por la noche, al igual que los menores, quisieron pasar un buen rato jugando y “dando el cante” con la actividad del furor. Y al día siguiente, con muchas ganas e ilusión se pusieron los mandiles, para preparar una rica comida todos y todas las participantes de la acampada.
Un fin de semana completo, variado y, por supuesto, llenos de grandes y buenos momentos!!